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Nevera y ermita
Es la nevera mejor conservada de todas las que hay en La Rioja; y no es la única que hay en el término, aunque sí la más accesible: a 200 metros de la carretera. Está formada por un cubo de piedra que cubre una cúpula también de piedra; sobre ella crece la vegetación. Tiene una abertura al camino de arriba (por ahí introducían la nieve) y una puerta en la parte inferior, para sacarla cuando se necesitaba.
Del edificio que hay al lado de la nevera, ermita conocida como del Sto. Sepulcro en el s. XIX y que en el XX se ha llamada de El Campo, en el verano del 99 sólo quedaban en pie las piedras de los arcos del pórtico. Tras la ermita de la Virgen, era la más espaciosa y cuidada. A su amplio pórtico se unía una nave con banco corrido de obra en ambos laterales. En el altar, las imágenes que eran sacadas en las procesiones de Semana Santa: San Juan Evangelista, a la izquierda; la Magdalena, a la derecha; en el centro, arriba, la imagen de la Dolorosa y debajo, en una hornacina a nivel de la mesa del altar, la imagen del Cristo yacente. Se trataba de una imagen de tamaño natural articulada que, en tiempos, se ponía en una cruz. Debajo de la mesa del altar y oculto durante el año estaba el sepulcro, de madera y cristal.
Tanto el edificio como las imágenes habían sido restaurados entre los años 1948 y 1950. En los libros de fábrica de la iglesia parroquial,
en el año 1950 "se hace constar que en este año se ha levantado el muro del patio de la Ermita de la Soledad llamada del Campo a base de donaciones;
al preparar el desmonte para los cimientos se vió que había sido Cementerio, pues a una profundidad de unos dos metros y medio salieron cuatro sepulcros con algunos restos humanos que se trasladaron al otro cementerio."
Durante los domingos de Cuaresma, se subía hasta este ermita rezando el Vía Crucis o "las Cruces"; quedan a lo largo del camino algunas de las piedras labradas que marcaban cada una de las estaciones (la segunda era la Cruz de Juanicón, donde queda una réplica en color del original tallado en madera). El día de Viernes Santo, se bajaba en procesión con las cuatro imágenes más otra que se subía desde la iglesia. Cada una de las imágenes tenía sus portadores: San Juan, que pesaba poco, era llevado por los chavales; la Magdalena, de bastante peso, era para los mozos; los adultos bajaban a la Dolorosa y los miembros de la cofradía "del gorro colorao" llevaban el sepulcro; al día siguiente se realizaba dicha procesión en sentido contrario. Y la ermita quedaba sin actividad hasta la Cuaresma siguiente.
Por si algún día estás en Soto y quieres ver estos dibujos en los sitios donde fueron realizados.
Algunos han cambiado muy poco; otros, demasiado.