Los machos (mulos) y las mulas eran los animales propios de la sierra. Lo eran por su adaptación al trabajo, al terreno y a las largas distancias ("camino de dura") que debían recorrer. También había algunos burros, pero eran prácticamente inexistentes los caballos. Lo habitual es que cada familia dedicada a la agricultura tuviese una pareja o yunta. Con los machos se araba la tierra o se trillaba la parva; se llevaba agua a una pieza o se traía leña del monte; se acarreaban los haces a la era o se llevaba el ciemo a la huerta...
Para realizar tantas tareas y tan distintas, había distintos aperos y aparejos. En este rincón puedes recordar algunos de ellos.