Son más de mil metros de paseo desde aguas abajo del pueblo cerca de la depuradora hasta la zona de Valderraquillos. Recorremos un parque urbano con zona de juegos infantiles y asadores; luego cruzamos el río dos veces y nos introducimos en el nuevo parque de La Isla, amplio y con juegos para pequeños y mayores.
Durante siglos, el Leza a su paso por la jurisdicción de Soto ha sido fuente de riqueza: molinos, batanes y otras máquinas de agua iban jalonando el
cauce desde su entrada en lo que ahora es la presa hasta el comienzo del cañón. En los comienzos de este paseo aún había
a principios del siglo XX una fábrica de hilados y la llamada "Máquina de abajo". Y paralelas al río discurrían acequias que
nacían a la salida de un molino o batán y llevaban el agua hasta la siguiente máquina. A mediados del pasado siglo se
instaló en sus orillas durante varios veranos la llamada "caldera del espliego", para extraer la esencia de lavanda. La tarea de segar y acarrear espliego era propia de
septiembre, cuando ya había acabado la trilla. Y desde siempre el río Leza ha regado las huertas que lo rodean. Ahora el río sigue
regando huertas y sirve de disfrute para oriundos y visitantes.
Pasado el puente que une las dos partes del pueblo vemos a la derecha los arcos del antiguo molino harinero y de la turbina que producía la electricidad
que alumbraba el pueblo por la noche. En ambos casos, están protegidos de la avenidas por fuertes muros de piedra. Tanto
molino como turbina andaban escasos de trabajo en verano cuando el agua en el río flojeaba. La acequia que las movía nacía un poco
antes de la desembocadura del barranco de Valderraquillos, 600 metros al sur,recogiendo las aguas que salían de la "Máquina de arriba".
Pasada la zona de juegos infantiles y asadores, se llega al llamado pozo "Mateíto"; se atraviesa el río y vuelve a cruzarse unos metros más arriba para adentrarnos en el nuevo parque de "La Isla".