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Puente del barranco
Cuentan que desde el puente y a través de las casas iban una especie de soportales asomados al barranco. Luego ese paso se cerró y cada casa tapió su trozo como cuadra o sótano; pueden aún verse los pilares y adivinarse el trazado. Pero lo que más destaca de esta barriada -además de la altura de los edificios- es el puente de piedra que une las dos orillas del barranco del Aido.
Las dos ventanas circulares corresponden a la sacristía de la iglesia; la "nueva", porque la "vieja", con la que convivió muchos años, hace ya tiempo que desapareció; estaba a la vuelta, sobre el comienzo de la calle que va de la panadería a la plaza. El pasaje que se ve bajo la sacristía es "El Cristo". Antiguamente había una lamparilla encendida día y noche. En días de mercado, era un buen sitio para "aparcar" las caballerías atándolas a los maderos, sobre todo si amenazaba lluvia. Y no había que coger ficha; era gratuito.
A la izquierda del puente, las escaleras de piedra llevaban al "Pozo grande", donde las mujeres del barrio lavaban cuando ya no se utilizaba el lavadero municipal y no había llegado aún el agua a las casas. Por ellas bajaban con el balde de ropa en la cabeza y el cajón de lavar apoyado en la cadera. Aparte de lavar aquí ("Barranco de abajo") y en el río, también se lavaba en el llamado "Barranco de arriba", debajo de la Fuente de los caños.
Levantando la vista, aparecen la siluetas de los pajares de "La Virgen".
Por si algún día estás en Soto y quieres ver estos dibujos en los sitios donde fueron realizados.
Algunos han cambiado muy poco; otros, demasiado.