Cerca de mil personas vivían por entonces en Soto. Así que se ven muchas casas y pocos terreros. La falta de cipreses en el Cementerio viejo permite ver dos construcciones: el panteón y la capilla.
En la cabecera del barranco de los Aidos aún no se ven pinos, que no serían plantados hasta cerca de cincuenta años después. Y aún quedan, al final de El Cascajar, edificios de la industria lanera.
Aún no están las acacias que hubo en la plaza durante gran parte del siglo XX, que serían plantadas en 1907. Lo que se ve claro es que en ese momento se estaba celebrando un emocionante partido de pelota en el frontón.